domingo, 16 de septiembre de 2007

Cuba: isla de contradicciones

Durante estos días no he pasado mucho por el callejón porque he estado fuera de Zaragotham. Hoy mismo acabo de llegar de León. Y toco chufa, porque mañana mismo vuelvo a partir, esta vez más lejos.

Viajo a una isla embargada, amada por muchos y odiada por otros tantos, a una sociedad resistente y rendida, a un país con Historia. Un vuelo de casi ocho horas para apreciar el nopasodeltiempo, para sumergirme en un mundo que sigue viviendo en los años 50. Allí ha pasado de todo, menos el tiempo. Cocotaxis, habanos, son, mojitos, fotingos (también llamados "tres patas" ^^), chéguevaras, guajiros y salsa.

Y paseo de Santiago a la triunfal Habana, pasando por Camagüey, Trinidad, Cienfuegos, Varadero y la querida presencia de Santa Clara. De presidente, un salvador o un asesino, un hombre inmortal para unos y ya dado por muerto para otros, un líder o un objetivo a aniquilar (ostenta el récord de haber sufrido más atentados).

De equipaje, poca cosa. De lectura, la Guía del Trotamundos y Bocas del Tiempo. Por acento el español y, como objetivos, disfrutar y conocerlo todo de primera mano. Vuelvo para estrenar octubre y volver a la rutina diaria. ¡Nos vemos!

(Os dejo algunas cosillas)

lunes, 10 de septiembre de 2007

Fotografía: Documento Nacional de (des)Identidad

Desde la última década el mundo del arte vive una auténtica revolución a favor de una rehumanización social, de un renacimiento del ser humano. Autores como Banksy unen inconscientemente sus fuerzas por un movimiento que haga del individuo algo más que un número en el censo. A esa corriente se une una aragonesa, Julia Silva, que mañana inaugura en Zaragoza una exposición de fotografía titulada "Documento Nacional de (des)Identidad".

Personalmente, le agradezco a la autora que se haga eco de este tipo de reivindicaciones, ya que casi siempre es el arte el principal motor de las luchas sociales. Una persona muy cercana a mí redactó para su exposición la siguiente reseña:

"Ya que no sabemos ni de dónde venimos ni hacia dónde vamos, en el mundo occidental nos hemos tomado muy en serio saber quiénes somos. Para ello, tenemos nuestro Documento Nacional de Identidad. Es sólo un trozo de papel plastificado, pero nos vale para identificarnos ante los demás en esta marea de grises seres humanos que no se miran a los ojos, que temen rozarse y que, cuando, por error, lo hacen, se sienten cohibidos, apartan la mirada y ansían sumergirse en la muchedumbre.

Y así funciona todo. Pero no somos una foto de carné que sonríe sin ganas. No somos un número más entre otros tantos. No somos un trozo de papel plastificado. Porque no somos grises, porque podemos mirarnos al espejo y sacarnos los colores.

Para que, cuando sumergidos en esa marea humana nos encontremos en la cresta de la misma ola, podamos mirarnos a los ojos, presentarnos el uno al otro y contarnos de dónde venimos y hacia dónde vamos. Y si es en la misma dirección, mejor."

Podéis visitarla hasta el 10 de octubre en la Sala de Exposiciones de Ibercaja, en el número 35 de la calle Torre Nueva, en Zaragoza, de lunes a sábado de 19 a 21 horas. Os la recomiendo: Da esperanzas.

ACTUALIZACIÓN (Martes 11/9/07): Los medios de comunicación también se hacen eco de la inauguración.
  • En la página 19 de la edición zaragozana de 20 Minutos, del 11 de septiembre de 2007. Enlace

  • En las ediciones impresa y digital de El Periódico de Aragón. Enlace

viernes, 7 de septiembre de 2007

A veces te quejas demasiado


Entré esta tarde en una tienda de ropa en la que, desde hace casi dos años, tengo un vale por gastar. La dependienta y yo nos conocemos desde hace bastante tiempo y siempre que me apetece darme una vuelta por sus estanterías hablamos largo y tendido. Sobre lo que sea, el tema es lo de menos, y los dos pasamos un buen rato.

Esta vez tocó charlar sobre viajes. Tras ponerle al día sobre a dónde me voy de vacaciones este mes (cosa que ya os contaré), ella me ha informado sobre los de su hermana, que no para quieta y que de vez en cuando vuela a la India a comprar género. Yo siempre le pregunto que cómo demonios no le acompaña nunca, que es una gozada poder viajar con una persona que sabe moverse tan bien. Ella me ha respondido así:

"No es un viaje de vacaciones, porque hace pedidos a las fábricas y tiene que estar pendiente de cómo se desarrollan, de que cosan bien las prendas... Por eso tampoco se mueve por las zonas turísticas, sino por los barrios más pobres, la fachada más cruda de la India.

Un día se compró un helado y un grupo de niños se colocó a su alrededor a mirarla, muertos de hambre. Mi hermana entró a una tienda, les compró unas chocolatinas y así todos comían contentos. Cuando los niños acabaron sus regalos, arrojaron los envoltorios al suelo. Ella los recogió, los tiró en la papelera y les indicó, con señales, que así debía hacerse.


Para sorpresa de mi hermana, los niños sacaron los papeles y los echaron nuevamente a la calle. Desde que nacieron habían vivido entre basura. Ya no les parecía mal."

Que cada uno saque de esa historia la moraleja que pueda/quiera/crea conveniente. Yo todavía no he llegado a ninguna reflexión clara. ¿O acaso esa voz en mi cabeza que grita "A veces te quejas demasiado" me está intentando decir algo?

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Cinco monos perdidos

Ayer comencé a ver la segunda temporada de Perdidos (síííí, lo sééé, llego taaarde) y, en el primer capítulo, se da el siguiente hecho:


CUIDADO: SPOILER
Arrastra el ratón desde aquí
Una vez abierta la escotilla del búnker del proyecto Dharma, Jack y Locke encuentran el ordenador en el que hay que meter la contraseña (los números malditos) cada 108 minutos. Discuten sobre si es necesario o no seguir haciéndolo, ya que no tiene ningún sentido, y al final deciden continuar realizándolo. El hombre que vivía dentro lo venía haciendo desde hacía 20 años. Entonces, ¿por qué parar?

Hasta aquí

Esta situación me hizo recordar un texto de cuyo origen no puedo acordarme. Afortunadamente, sí recuerdo que lo escribí hace mucho tiempo en mi anterior blog, y dice así:

Metieron a cinco monos en una jaula, con una escalera en el centro y, sobre ella, un montón de plátanos. Cuando un mono intentaba subir a la escalera para coger la fruta, se lanzaba un chorro de agua fría sobre los que permanecían en el suelo. Pasado algún tiempo no hicieron falta más chorros de agua fría, los propios monos arremetían a golpes contra el que intentaba alcanzar las bananas.

Se sustituyó a uno de los monos. Lo primero que hizo fue lanzarse a la escalera, e inmediatamente fue apaleado por los otros monos. Un segundo mono fue sustituido, ocurrió lo mismo, y el primer sustituto participó con entusiasmo en las palizas al novato. Un tercero fue cambiado, y el hecho se repitió. Finalmente, el último de los veteranos fue sustituido, quedando un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca habían recibido un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentaba llegar a las bananas.

Si hubiera sido posible preguntar a alguno de ellos por qué pegaban al que intentaba llegar a las bananas, con certeza la respuesta sería:
No sé, aquí las cosas siempre se han hecho así.

Dadas las circunstancias...pues sí, sí quiero seguir siendo un animal.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Quiero ser un animal

Cada día admiro más a los animales. Cada día me doy más cuenta de lo humanos que son. Sí, humanos, pero en el sentido más utópico de la palabra. Es decir, que guardan todos los buenos aspectos del ser humano, pero ninguno malo.

Seré breve:
  • Un elefante salvaje rompe una valla e irrumpe en el circo "Olympic", en Nueva Delhi
  • Ayuda a escapar a una elefanta llamada Savitri
  • Se fugan y, junto a un lago como en las películas, hacen el amor
  • Los miembros del departamento forestal los encuentran e intentan atrapar a la elefanta
  • Los dos elefantes se anudan la trompa para mantenerse juntos
  • La última vez que los vieron marchaban hacia Raniganj
No me lo he inventado. Tenéis toda la historia aquí.

Quiero ser un animal.